miércoles, 15 de mayo de 2013

BEGGARS BANQUET - The Rolling Stones

Nos situamos en el año 1968. Europa huele a revolución, las calles de Praga y París se convierten en las dos arterias principales sobre las que fluyen los deseos de libertad frustrada. El Rock n Roll se convierte en el vehículo elegido por millones de jóvenes para canalizar su ira ante el descontento y la pasividad de una clase política preocupada más bien en satisfacerse entre ellos que en demandar las peticiones de los ciudadanos. Francia, cuna de los movimientos revolucionarios modernos, se echa a la calle para protestar sobre la sociedad de consumo, provocando que el gobierno de De Gaulle se tambaleara durante un breve lapso de tiempo, trasladándose ese descontento a muchos puntos de Europa.
Praga también coparía ese año miles de portadas de prensa ya que también vivía un año de convulsiones políticas. En pleno contexto de la Guerra Fría, Alexander Dubcek, líder de Checoslovaquia en aquella época, anuncia que se quiere desmarcar de los rígidos parámetros de la Unión Soviética y guiar a su país a la construcción de un comunismo de rostro más humano y menos arcano que el por imperativo legal se imponía desde Moscú. Evidentemente, la noticia no fue bien recibida por la URSS, que desplazó a las fueras militares del Pacto de Varsovia para acabar con el experimento de Dubcek, las tropas entraron a cuchillo en la ciudad; acabando así con la llamada "Primavera de Praga".
Mientras Europa vive estos momentos de agitación. Sus Satánicas Majestades lanzan su primera gran obra: Beggar´s Banquet (banquete de mendigos, traducido al idioma de Cervantes). Un disco que marcaría un punto de inflexión en la banda, ya que dejarían atrás la senda más "popera" y psicodélica que carecterizaron sus primeros años para desmarcarse con un trabajo que reivindicaba el rock n roll clásico, el country y la música sureña que tanto fascinaban a Jagger y Richards. Beggar´s sería la primera de esa fabulosa tetralogía que ningún aficionado a las huestes de Richards y de Jagger debería perderse junto con "Let It Bleed" (1969) "Sticky Fingers" (1971) y "Exile On Main Street" (1972).
Este disco se fraguó en un ambiente de tensiones y de rencillas entre los miembros de la banda. Brian Jones, guitarrista del grupo, se iría alejando progresivamente de sus compañeros, rumiando su rencor hacia Jagger y Richards; las dos mentes pensantes del grupo, que siempre lo menospreciaron, en los brazos de la señorita Anita Pallenberg, principal benefactora del acercamiento de Brian y de la banda a los círculos vanguardistas y elitistas de la sociedad londinense de la época. La producción del disco le fue encomendada a Jimmy Miller, que pese a su juventud fue el elegido para ayudar a moldear el álbum más esperado del grupo, el que en teoría debería ya consagrarlos como estrellas.
El disco fue concebido como un todo o nada por parte de la banda; si triunfaban, serían los firmes opositores a unos Beatles que por aquella época andaban de resaca tras la publicación del Sgt Peppers, si fracasaban; serían otro grupo condenado al olvido popular.
¿Pero cómo podía fracasar un disco que empezaba con "Sympathy For The Devil"?, ¿qué decir de este tema a estas alturas que no hayan dicho ya periodistas musicales?. El inicio del disco es magistral, con esa introducción rítmica en la que parece que Lucifer, de un momento a otro va a hacer acto de presencia para que seas partícipe del jolgorio y el frenesí de una fiesta. Con esos inmortales coros y esa estupenda labor a la guitarra de Richards y de Jones. Llevando este último el patrón rítmico con maestría, con un Jagger chamánico e hipnotizante, y por supuesto, hay que mencionar la letra, controvertida en su tiempo, en la que se pensaba que se aventaba la figura de Satanás cuando en realidad la canción estaba inspirada en la novela "El Maestro y Margarita", que tenía como trama principal la aparición del Diablo en numerosos asesinatos en la Rusia de los años 30.
Después de Sympathy, le sigue "No Expectations", buen tema, con el country y el blues como factor dominante que tantos éxitos le daría a la banda en este plástico y en posteriores trabajos. Aquí sí que hay destacar al bueno de Brian, que deleita al oyente con una "slide-mandolina" que impregna de delicadeza una canción en la que evocan a Muddy Waters. "Dear Doctor" continúa la esencia country de la banda, manifestada en una deliciosa pieza satírica que relata la historia de una chica sureña que es abandonada por su prometido y sólo busca consuelo. Richards está sobresaliente en la armonía vocal y Mick Jagger hilarante; adoptando el tono de voz de la prometida a la hora de leer la carta que le deja su querido, donde éste argumenta el por qué del enlace fallido.
"Parachute Woman" es uno de esos temazos que los Stones nunca mete en sus giras, y es una pena, porque es una maravilla de canción. Blues-Rock con guitarras afiladas y chirriantes que nos proponen un salto temporal a los clubes de blues de la Chicago de los años 50. Richards realiza otra gran actuación, ejecutando un blues áspero, seco, descarnado, con un violento efecto de guitarra que encaja a la perfección con el tono de "bluesman" que utiliza Jagger aquí y con la armónica de Brian Jones, que termina de ambientar la canción. Como detalle; añadir que la grabación de las guitarras se hizo de forma muy rudimentaria, usando el grupo solamente una vieja grabadora para obtener un sonido sucio y pegajoso.
"Jigsaw Puzzle" pertenece también a las canciones olvidadas de los Stones, aquí uno escucha a la banda en plena ebullición: A Richards con el slide y pedal-steel, Jones deleitándonos con el mellotron, que casa a la perfección con los teclados de Nicky Hopkins. La letra de la canción, de clara influencia "dylaniana" remata un tema exquisito.
"Street Fighting Man" tampoco necesita presentación a estas alturas. Inspirada en el mayo del 68 francés y en las protestas sobre la Guerra de Vietnam. Charlie Watts realiza aquí una gran interpretación, mostrando una contundencia que muy pocas veces había mostrado. El proceso de grabación del tema fue curioso, ya que pese a su contenido eléctrico, no intervienen instrumentos eléctricos aparte del bajo. El riff que Richards libera al principio fue también grabado con una vieja grabadora que por ahí tenían, haciendo que la guitarra de éste sonara más distorsionada, incitando por momentos a la confusión. Jones también está cósmico con el sitar, que parece establacer una especie de pugilato melódico con la guitarra de Keith, tampoco hay que olvidar la deliciosa chennai -una flauta hindú- que toca Dave Mason y la genial viola de Rick Grech.
En el tema, Jagger exhorta a las personas que luchen y peleen por lo que es suyo, sus libertades, sus derechos, conmina a que nadie se deje avasallar. Street es el perfecto testimonio de lo que era Jagger por aquella época: una persona con muchas inquietudes políticas, que incluso barajó la opción de dedicarse activamente a ella, seducido por las ideas de extrema-izquierda y del anarquismo. "Prodigal Son" tiene un aire más calmado e intimista. El tema es una revisión del clásico tema del Reverendo Robert Wilkins, narrando la Parábola del Hijo Pródigo. La versión es soberbia, que conserva la aureola mística y relajada del tema original, y que te hace preguntarte si estás oyendo la canción en tu casa, o por ende te has transportado al Misisipi. Richards destaca con la guitarra acústica y Jagger se vuelve a convertir en un "bluesman" de nuevo.
Y ya volvemos a la conteoversia: "Stray Cat Blues" es de mis favoritas del grupo, para muchos la canción es demasiado explícita, que raya incluso en el mal gusto, pero la historia del hombre adulto que se enamora de la adolescente, como si de la Lolita de Vladimir Nabokov se tratase; es sensacional. El tema es perfecto, con un Richards derrochando maldad y sexo en cada punteo, al igual que Jagger, que se muestra aquí más provocativo que nunca. Los Stones más salvajes afloran aquí, con Richards desplegando la misma rudeza que en Street Fighting Man o en el solo de Sympathy For The Devil.
"Factory Girl" es otra incursión en el country-rock de la banda, con la misma tónica irónica que en "Dear Doctor". Mick interpretando el papel de un chico provinciano que espera a la mujer de sus sueños, secundado por el uso de la mandolina y el violín, que recuerda bastante a la música irlandesa. El disco lo cierra "Salt Of Earth", que fue considerada por la banda como una especie de adelanto del You Can´t Always What You Want, tema que pertenecería a su siguiente trabajo discográfico: Let It Bleed. Otro canto a la clase obrera con el poderoso piano de Nicky Hopkins como patrón melódico y las inspiradas guitarras de Keith y Brian, sacándose este último otra "slide-guitar" para el recuerdo. La novedad es que aquí Richards canta un poquito, al igual que en muchos temas de la banda posteriores. Los coros de la parte final cuentan con la concurrencia de Anita Pallenberg y Marianne Faithfull, que le dieron un toque gospel al final del tema.
Aquí concluye mi crítica a un disco fundamental, que situó en la punta del iceberg a la banda, dando así un salto de calidad definitivo que se perpetuaría en muchas obras posteriores. Beggar´s Banquet fue el último disco de Brian Jones con sus Satánicas, ya que en pleno proceso de grabación del "Let It Bleed", el grupo le pidió de forma amistosa que se marchara. Brian no puso ninguna pega, por aquellos tiempos andaba bajo tratamiento psiquiátrico y lo que más necesitaba, era calma. Poco después moriría en la piscina de su casa. Muchos han apuntado que se debió a un ataque de asma, una enfermedad que padecía desde joven. Pero la historia que casi todos sabemos o al menos sospechamos, es que no pudo resistir que Anita Pallenberg sucumbiera a los encantos de Keith. Jones, privado de su Dulcinea particular, entró en un cuadro depresivo, del que desgraciadamente; ya no levantaría la cabeza. Excelente disco de los Stones que animo a escuchar, no decepcionará, eso seguro.