lunes, 27 de mayo de 2013

AUTOMATIC FOR THE PEOPLE - R.E.M.

Cuentan las leyendas que los R.E.M. querían, luego de lanzar un disco mayoritariamente acústico como es Out Of Time, grabar un álbum con cierto ‘punch’ hard-rockero. No obstante, la balanza se inclinó finalmente hacia las atmósferas oscuras e introspectivas, que les tiraban más y se les daban mejor en ese momento; con este disco podían pasar por unos ‘grungies’ sin energía como para componer con rabia y guitarras distorsionadas.

Valga aclarar que Automatic For The People no se sumerge en la melancolía desgarradora de unos Mad Season, ni mucho menos (a ver si los noventeros me cuelgan por comparaciones de ese palo), pero las canciones no rebosan precisamente sentimientos de optimismo y acentúan los dejes lóbregos que ya tenía la música de la banda, tal vez influenciados por ese nuevo movimiento que se veía encabezado mediáticamente por Cobain, amigo cercano del vocalista Michael Stipes.
Esta cuota de tristeza extra que le imprimen a su sonido, en mi modesta opinión, hace a este álbum uno de los mejores que hayan grabado: se siente en los arreglos orquestales (que en temas puntuales corre a cargo del ex-Zeppelin John Paul Jones), en los arpegios simples pero poderosos de Peter Buck, en la particular voz de Michael Stipes y en la esencia nostálgica de sus crípticos versos. Las propuestas que tienen ese ‘punch’ que se supone buscaron en un principio son irónicamente las menos buenas del álbum, aunque “Man On The Moon” ha sido elevado a la categoría de clásico.
Si bien “Everybody Hurts” es por mucho el tema más exitoso y promocionado dentro y fuera del álbum, el premio se lo llevan tracks como: “Sweetness Follows”, con esa atmósfera tan éterea y persistente, amparada por bajos golpeteos de violonchelo; el corte de apertura “Drive”, el cual está cargado de un feeling bastante ‘Heavy’ y ‘Western’ a la vez y se ve acompañado pausadamente por una voz con montones de reverb; la delicada “Nightswimming”, pieza dominada por un melodioso piano y dulcemente cantada por Stipes, por supuesto en su idioma particular donde los conceptos no están arraigados a sus palabras usuales y vagan libremente ante múltiples interpretaciones; la flotante “Star Me Kitten”, un susurro de ideas antes que una canción hecha y derecha, pero muy bien compuesta sin dudas; y las maravillosas melodías que abundan en el broche final “Find The River”.
A los ojos de un servidor, el mejor disco de R.E.M. en los ‘90 y (repito) uno de los mejores en su carrera. Lo recomiendo a quien quiera descubrir a la banda, a quien conozca el grupo y no el disco... Afortunadamente hay vida, y bastante, después del “Everybody Hurts”.