Nos encontramos ante el 4º álbum de estudio de la carrera de nuestro querido Rory. Podríamos destacarlo como uno de los mejores y si no me creen ahí tienen que 4 de las canciones del mismo forman parte del glorioso y apoteósico directo “Irish Tour 74” que llegaría
un año más tarde.
Siempre característico con sus camisas de leñador y su imperecedera guitarra, nos apabulla desde el primer momento con dos canciones tales como Tatto’d Lady y Cradle Rock, puro rock’n’roll, con ciertos aires de ironía y humor en las letras, ya que nos habla sin tapujos de
su infancia y juventud en Irlanda, y con grandes solos en ambas, los cuales el propio Jimi Hendrix calificó de antológicos.
Después de esas dos muestras de fuerza y poderío, llegan dos cortes diferentes a las anteriores. El primero, 20:20 Vision, un blues acústico que te eriza la piel ya que muestra la maestría del guitarra con la acústica y el buen hacer del resto de la banda acompañando en todo momento el tema. El otro, They Don’t Make Them Like You Anymore, engaña en su principio, ya que el riff resulta con ciertos aires surferos, pero enseguida vemos que las cosas no van por esos derroteros y nos deleitan con un temazo de blues-jazz realmente grandioso, en el que aparte de la guitarra de Rory (sublime en todo el álbum) también destaca el piano de Lou Martin. Cabe recordar que aún se conservaba el mismo line-up que en los tiempos de Taste, es decir, Rory a las guitarras y voces, Gerry McAvoy al bajo, Lou Martin a los teclados y acordeones, y Rod de’Ath a la batería y percusiones.Livin’ Like a Trucker es el siguiente tema en sonar y aquí regresamos de nuevo al rock’n’roll, con un ritmo algo entrecortado y que cobra mucha más fuerza en los estribillos. Compuesto durante las numerosas giras del grupo, la canción trata de la vida en la carretera. Sleep On A Clothes-Line es el que le sigue y se nos antoja un tema de rock-boggie de marcada herencia Status Quo e incluso Chuck Berry, y en el que la guitarra de Rory escupe unos solos realmente buenos.
Antes de comentar los tres temas siguientes y últimos del propio álbum, me quito el sombrero, porque nos encontramos ante tres de las mejores canciones compuestas por Gallagher: Who’s That Coming, se inicia con una intro de slide en un dobro, para acto seguido tomar la eléctrica y deleitarnos con un trabajo de bottleneck y de slide, simplemente brutal, aunando así el rock sureño del Sur, con el blues del Norte de los USA. A Million Miles Away, se convirtió rápidamente en una de las preferidas del público y de la propia banda a la hora de encarar los directos. Rory abre literalmente su alma tanto lírica como musicalmente y nos obsequia con un temazo difícil de superar.
Y para finalizar semejante obra, Admit It, una canción de marcado ritmo rockero, pero con un tempo entrecortado y en el que destacamos de nuevo el solo de Rory, y el buen hacer de Lou a los teclados, contrapunto del riff principal del tema.
En definitiva, nos encontramos ante uno de los mejores álbumes de la discografía de este guitarrista muchas veces olvidado, y ahora que se cumplen 35 años de la publicación del mismo, es buen momento para retomar (aquellos que lo tengan olvidado en alguna estantería de casa) o si no, descubrir (los que aún no sepan nada de este grandioso músico) la que a mi parecer es una de la obras capitales del rock. Sin un álbum como este y sin haber escuchado a Rory no se puede entender el Rock’n’Roll en toda su plenitud.
Y si aún te quedas con ganas de más, recomiendo encarecidamente adquirir el sublime y como he dicho anteriormente apoteósico “Irish Tour 74” y así entenderás el poderío de Rory Gallagher sobre un escenario.
Quedemos todos tatuados por el rock'n'roll tras escuchar semejante discazo.
Después de esas dos muestras de fuerza y poderío, llegan dos cortes diferentes a las anteriores. El primero, 20:20 Vision, un blues acústico que te eriza la piel ya que muestra la maestría del guitarra con la acústica y el buen hacer del resto de la banda acompañando en todo momento el tema. El otro, They Don’t Make Them Like You Anymore, engaña en su principio, ya que el riff resulta con ciertos aires surferos, pero enseguida vemos que las cosas no van por esos derroteros y nos deleitan con un temazo de blues-jazz realmente grandioso, en el que aparte de la guitarra de Rory (sublime en todo el álbum) también destaca el piano de Lou Martin. Cabe recordar que aún se conservaba el mismo line-up que en los tiempos de Taste, es decir, Rory a las guitarras y voces, Gerry McAvoy al bajo, Lou Martin a los teclados y acordeones, y Rod de’Ath a la batería y percusiones.Livin’ Like a Trucker es el siguiente tema en sonar y aquí regresamos de nuevo al rock’n’roll, con un ritmo algo entrecortado y que cobra mucha más fuerza en los estribillos. Compuesto durante las numerosas giras del grupo, la canción trata de la vida en la carretera. Sleep On A Clothes-Line es el que le sigue y se nos antoja un tema de rock-boggie de marcada herencia Status Quo e incluso Chuck Berry, y en el que la guitarra de Rory escupe unos solos realmente buenos.
Antes de comentar los tres temas siguientes y últimos del propio álbum, me quito el sombrero, porque nos encontramos ante tres de las mejores canciones compuestas por Gallagher: Who’s That Coming, se inicia con una intro de slide en un dobro, para acto seguido tomar la eléctrica y deleitarnos con un trabajo de bottleneck y de slide, simplemente brutal, aunando así el rock sureño del Sur, con el blues del Norte de los USA. A Million Miles Away, se convirtió rápidamente en una de las preferidas del público y de la propia banda a la hora de encarar los directos. Rory abre literalmente su alma tanto lírica como musicalmente y nos obsequia con un temazo difícil de superar.
Y para finalizar semejante obra, Admit It, una canción de marcado ritmo rockero, pero con un tempo entrecortado y en el que destacamos de nuevo el solo de Rory, y el buen hacer de Lou a los teclados, contrapunto del riff principal del tema.
En definitiva, nos encontramos ante uno de los mejores álbumes de la discografía de este guitarrista muchas veces olvidado, y ahora que se cumplen 35 años de la publicación del mismo, es buen momento para retomar (aquellos que lo tengan olvidado en alguna estantería de casa) o si no, descubrir (los que aún no sepan nada de este grandioso músico) la que a mi parecer es una de la obras capitales del rock. Sin un álbum como este y sin haber escuchado a Rory no se puede entender el Rock’n’Roll en toda su plenitud.
Y si aún te quedas con ganas de más, recomiendo encarecidamente adquirir el sublime y como he dicho anteriormente apoteósico “Irish Tour 74” y así entenderás el poderío de Rory Gallagher sobre un escenario.
Quedemos todos tatuados por el rock'n'roll tras escuchar semejante discazo.